Entre luces y castañas: la otra cara del 31 de octubre en la España rural

Octubre termina y el campo huele a humo, castañas y tierra húmeda. Llega la víspera de Todos los Santos, una fecha que guarda más historia de la que aparenta. En el mundo anglosajón se celebra Halloween, pero en la España rural sigue siendo un umbral: un momento de paso entre estaciones, entre vivos y muertos, entre el bullicio del verano y el silencio del invierno.

De los antiguos rituales al Día de Todos los Santos

Mucho antes del calendario cristiano, los pueblos celtas marcaban el fin de la cosecha con el Samhain. Era el inicio del invierno y la noche en que, según la tradición, el mundo de los vivos y el de los muertos se rozaban.
Con el tiempo, la Iglesia transformó ese rito en el Día de Todos los Santos, sin borrar del todo su sentido de transición. En los pueblos, la mezcla de religión, memoria y costumbre se mantuvo. Se encendían lámparas o velas para guiar a las ánimas. Sonaban campanas por los difuntos. Las familias velaban con pan, vino y fuego, compartiendo silencio y compañía.

Tradiciones rurales del 31 de octubre

Cada territorio conserva su propio gesto.
En Ávila, Salamanca o Cáceres se celebra el Calbote, fiesta en torno al asado de castañas que reúne a vecinos y amigos. En Extremadura, los niños recorren las calles pidiendo la chaquetía, una versión local del “truco o trato”, a cambio de dulces o frutos secos.
En Galicia, los magostos llenan los pueblos de hogueras, vino nuevo y calabazas vaciadas con velas. Son encuentros de comunidad, donde se recuerda a los que ya no están.
En Castilla y León, la visita al cementerio al amanecer mantiene viva una costumbre ancestral: adornar las tumbas con crisantemos y recordar a los antepasados como parte del ciclo natural.

Memoria, territorio y comunidad

Estas fiestas no son solo folclore. En la España rural, siguen siendo una forma de habitar el territorio.
Mientras en las ciudades la muerte se aleja de lo cotidiano, en los pueblos aún se integra en la vida. La tierra alimenta, acoge y enseña a recordar. Cada otoño lo confirma.
Más allá de las máscaras de Halloween, persiste otro modo de celebrar: sin sustos ni artificios, pero con fuego, comida compartida y respeto. Tradiciones que hablan de comunidad, raíces y continuidad.

Una invitación al recuerdo

En esta víspera de Todos los Santos, la Fundación España Habitar invita a mirar el territorio desde la memoria. Cada rito, cada hoguera, cada flor en el camposanto cuenta una historia que sigue viva.
Recordar es también una forma de permanecer.
Y en cada pueblo, aún hay luces encendidas que lo recuerdan.